
"Muchas personas piensan que prescindir de la leche
puede provocarles pérdida de calcio y problemas como la osteoporosis pues la
televisión, la prensa y la mayoría de los médicos repiten que la solidez de los
huesos depende de su cantidad de calcio y sólo el consumo diario de productos
derivados de la leche puede aportarles en cantidad suficiente ese precioso
calcio.
Sin embargo, yo digo firmemente que NO
Dr. Jean Seignalet
El peligro de la falta de calcio es una ilusión. Es
cierto que la leche de vaca es rica en calcio pero una vez en el tubo digestivo
humano la inmensa mayoría del mismo es precipitado en forma de fosfato de
calcio y expulsado a través de las heces fecales. Sólo una pequeña parte es
absorbida.
El calcio asimilable es aportado en cantidad más que suficiente por
los vegetales: hortalizas, legumbres secas, verduras, carnes crudas y frutos
secos y frescos. Además el calcio es un mineral muy abundante en el suelo donde
es recuperado por las raíces de las plantas.
En definitiva, eliminar de la alimentación la leche
animal no provoca carencia de calcio. Al contrario, el régimen hipotóxico
-desprovisto de derivados de la leche- acompañado de magnesio y silicio bloquea
70 veces de cada 100 la evolución de la osteoporosis e incluso permite a veces
recuperar parte del terreno perdido".
LA
CASEÍNA DE LA LECHE



Tales proteínas sólo se digieren parcialmente por el
efecto neutralizador de la leche sobre la acidez gástrica, indispensable para
su ruptura.
¿Y qué efectos provoca esa sustancia viscosa que es la
caseína animal en nuestro organismo?
Pues hay que decir que en algunas personas
se adhiere a los folículos linfáticos del intestino impidiendo la absorción de
otros nutrientes (de hecho la caseína se utiliza como pegamento para papel,
madera, etc.). sus residuos metabólicos supone un gasto energético
suplementario para el organismo y puede provocar problemas inmunológicos.
MUY BUENAS FUENTES DE DE CALCIO DE
- Sardinas en aceite 470 mg
- Almendras y avellanas 240 mg x 100 gr
- Tofu (60g): 304 mg. Espinacas hervidas (130g): 208 mg
- Higos secos (4 higos): 168 mg
- Garbanzos hervidos (200g): 92 mg
- Habas cocidas (200g): 90 mg
- Brócoli cocido (95g): 72 mg
- Pan integral (2 rebanadas): 70 mg.
- Castañas (9 unidades): 54 mg.
- Semillas de sésamo (15 g): 20 mg.
- Quinoa (1 taza): 50 mg.
TÓXICOS EN LA LECHE
Debemos añadir que la leche puede además estar contaminada
por productos químicos, hormonas, antibióticos, pesticidas, pus procedente de
las mastitis -tan frecuentes en las vacas ordeñadas permanentemente-, virus,
bacterias, priones...
Sin olvidar que hoy se "enriquece" tanto la
leche como los productos lácteos con aditivos, vitaminas y minerales
sintéticos, semillas, plantas, frutas, proteínas, ácidos grasos... En algunos
casos, por cierto, con grasa de animales distintos. Con lo que uno puede estar
ingiriendo leche de vaca enriquecida con grasa de cerdo... sin saberlo.
¿Y cuáles son las sustancias tóxicas que con más
frecuencia puede uno encontrarse en un vaso de leche de vaca, la más consumida?
Pues son éstas:
• Metales y plásticos. El equipo
utilizado en la explotación ganadera para obtener, conducir o almacenar la
leche puede contaminarla. De hecho se ha llegado a detectar en ella hierro,
cobre, plomo, cadmio, zinc, etc., o sus aleaciones. Lo que puede provocar una
actividad catalítica nefasta sobre las reacciones de oxidación que se producen
en ella.
• Detergentes y desinfectantes. Hablamos de
formol, ácido bórico, ácido benzoico, sales alcalinas, bicromato potásico,
etc., sustancias que se emplean en la limpieza y desinfección del material que
se pone en contacto con la leche. Su uso está justificado ya que el agua por sí
sola es incapaz de arrastrar los restos de materia orgánica y destruir las
bacterias que contaminan las instalaciones y que pueden pasar a la leche.
• Pesticidas y fertilizantes. En la comida
que se da a las vacas se pueden encontrar compuestos químicos con los que se ha
procurado tanto el incremento de las cosechas como su mejor conservación. En
este grupo se incluyen acaricidas, nematicidas, fungicidas, rodenticidas y
herbicidas. Compuestos químicos -DDT, dieldrin, lindano, metoxidor, malation,
aldrín, etc.- que pue den ocasionar cáncer.
• Micotoxinas. Procedentes
del alimento que se da a las vacas cuando éste está contaminado por mohos, muy
especialmente por el aspergillus flavus.
• Antibióticos y otros fármacos. Actualmente
se emplean de forma habitual en el tratamiento y prevención de las enfermedades
infecciosas y parasitarias de las vacas pero pueden pasar a la leche
contaminándola. Un problema que se agrava al saber que el uso excesivo y
continuado de estos fármacos en animales ha acabado provocando que determinadas
cepas de gérmenes patógenos se hayan hecho resistentes y al pasar a los humanos
éstos encuentren dificultades para superar la enfermedad con antibióticos. Por
eso es peligroso el consumo de leche extraída de vacas así tratadas.
• Dioxinas. Estos
derivados del cloro merecen atención especial. Además de estar relacionados con
el cáncer de pulmón y los linfomas la exposición a las dioxinas se ha
relacionado con la diabetes, los problemas de desarrollo del niño y diversos
desarreglos del sistema inmune.
http://www.naturopatia-rosagarcia.es/
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