Muchas veces buscamos en el plano físico lo
que no nos satisface en el plano emocional.
Cuando tenemos necesidad o apetencia por los yogures,
los quesos, las pizzas con mucho queso, etc...posiblemente estamos tratando de
subsanar una carencia o necesidad afectiva.
Lo que ocurre es que a cuanta más
grasa ingerimos, más bloqueamos la energía de nuestro cuerpo y más nos
acidificamos, obstaculizando y cargando de trabajo al hígado, que es nuestro
dosificador de emociones por lo que a más grasa, más falta de autoestima y como
en un círculo vicioso nuevamente a ingerir por la boca lo que nos falta en el
corazón.
Los lácteos en los adultos no son alimentos
aconsejados, todo lo contrario, comúnmente la persona que toma lácteos, suele
consumir también carne y azúcar, la combinación de este trió es la principal
causa alimenticia de los problemas de tipo reumático y arteriosclerótico.
Hay que tener también presente que otro inconveniente
de la leche y sus derivados, siempre que no sean de procedencia ecológica, es
que muchas veces las vacas al igual que el resto de animales que se crían para
la alimentación, reciben tratamientos con fármacos o son alimentados con piensos
elaborados con granos o harinas transgénicas, además de cantidad de hormonas
del crecimiento.
En la actualidad hay muchas investigaciones científicas que
relacionan el riesgo de estas sustancias en los tejidos de las personas
consumidas a través de la proteína animal y la relación directa en el riesgo
del desarrollo cancerígeno.
No sufras por la obtención de calcio, piensa
que es más importante evitar el descalcificarse que la ingesta del mismo.
Hay infinidad de alimentos saludables que nos
aportan calcio: los cereales integrales, las algas, el pescado, las semillas (especialmente
el sésamo) las legumbres, la verdura etc.

Una vez más, consciencia de la alimentación,
cada día puedo comprobar que las consecuencias en la salud de todos nosotros es
el resultado de una practica y costumbres de alimentación mantenidas en el
transcurso de los años, que cuando uno tiene menos de 40 apenas se notan, pero
a partir de esa edad empiezan a pasarnos cuentas, y las consecuencias suelen ser causa de lo que se acostumbra a exceder por repetición o costumbre, pero pocas veces
de lo que se carece.
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